Descripción del Producto
La princesa Martina y el chip de los idiomas tiene un don guardado en cada una de sus páginas, un don que transporta a los lectores hacia los sueños, hacia un mundo sin barreras, hacia la comunicación eterna y hacia la libertad de expresión. Martina es una princesa con inquietudes, como son nuestros niños y niñas, una princesa que deseaba viajar y comunicarse, una princesa de nuestro tiempo que necesita de otras lenguas para saciar sus curiosidades. Martina pudo llamarse Paula, o Mónica, quizás Quique, y puso ser hija o hijo de un albañil, o de un médico. Sus padres supieron comprender y saciar sus deseos. Estoy convencida de que tú también harás lo posible por cumplir los de tu hijo/a y facilitarles un futuro plurilingüe acorde con la sociedad en la que vivimos.
Reseña Francisco Delgado Santos
Los especialistas están de acuerdo en que el texto ideal para formar lectores se llama libro-álbum. El niño empieza a leer en el vientre de la madre, con mayor nitidez a partir del cuarto mes de la gestación. Y necesita entonces los denominados “textos prenatales”, constituidos por los mensajes de afecto de la madre y familiares cercanos, así como de cierta música apacible y muchas, muchas caricias (recuérdese a este respecto que el psicólogo francés Henry Wallon resumía sus novísimas propuestas en la famosa frase “El niño que siente va camino del niño que piensa). Cuando la criatura nace, requiere de esos textos que viven en la memoria y en el corazón de todas las generaciones y que se llama tradición oral (en sus distintas vertientes: lírica, dramática, narrativa, lúdica y picaresca). Hasta aquí el pequeño lector ha festejado su cuarto o quinto cumpleaños y empieza un nuevo escalón en su vida de lector, en el que va a necesitar la literatura de autor. Es en este momento cuando deber hacer su aparición el libro-álbum: sin palabras, en una primera fase, y con pequeños textos verbales poco después. No es fácil hacer un buen libro-álbum, ya por sus elementos editoriales, ya por el perfecto acoplamiento que debe haber entre la imagen y la palabra, asunto complejo, a lo que los expertos denominan “literariedad visual”, tomando en préstamo un concepto desarrollado hace ya mucho tiempo por los formalistas rusos, pero enriqueciéndolo a la vez con un nuevo componente intertextual. En un auténtico libro-álbum la imagen no debe repetir lo que dice la palabra (lo cual sería redundante), ni contradecirla (lo cual sería incoherente), sino recrearla, complementarla, contar una historia paralela. Y en lo que a elementos editoriales se refiere, un libro álbum debe llevar tapa dura, guardas, policromía, papel acorde con la tapa, ilustración predominante y diseño especialísimo. Permítanme decirles que he encontrado todos y cada uno de estos aspecto, bellamente logrados, en el libro-álbum La princesa Martina y el chip de los idiomas, escrito por Rosalía Arteaga, ilustrado por Nareme Melián, diseñado por Iriome Melián y publicado por Diego Pun Ediciones (Santa Cruz de Tenerife, 2014). Se trata de un sobresaliente trabajo de equipo, que nos entrega un producto de calidad impecable para los niños de hoy.
Rosalía Arteaga Serrano no es una desconocida para nadie. Incursionó en el mundo de la literatura hace muchos años, con libros que desde ya nos permitieron vislumbrar una clara inteligencia, una profunda sensibilidad y un certero manejo del lenguaje que se apoyaba en lo poético y en lo filosófico. Recuerdo entre sus libros que dejaron huella a Árboles de Cuenca, Horas y Jerónimo. Luego vino una pausa cívica en su vida, que la llevó a incursionar en la vida pública de su país. Fue Subsecretaria de Cultura, Ministra de Educación, Vicepresidenta y Presidenta Constitucional de la República. Culminó su labor de servicio en el campo internacional, como Secretaria General de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA). Pasó luego a presidir la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina (FIDAL) y, solo desde entonces, pudo volver sus ojos nuevamente hacia el campo que siempre le había atraído: la literatura. Publicó la novela juvenil Hábitos nocturnos y lecturas peligrosas, en Alfaguara; y el cuento infantil El secreto de la princesa, en Norma. Y con ello dio vida a la joven princesa Martina y a su esposo, el príncipe Mateo, a los que volvemos a observar en acción en libro-álbum que nos ocupa: La princesa Martina y el chip de los idiomas. Ya hemos dicho que se trata de un libro-álbum auténtico, y no solo de los buenos sino de los excelentes. Pero digamos algo más sobre la nueva ficción de Rosalía para los niños del mundo. Se trata de una historia sintonizada con la nueva generación de “nativos digitales”, con estos niños que cada día nos sorprenden con un manejo casi profesional de instrumentos tecnológicos de última generación y para los cuales el concepto de “chip” es tan cotidiano como para nosotros, los “migrantes digitales” puede ser el de estufa o nevera. Martina, la hija del rey, ama profundamente a su pueblo y desea que no se quede rezagado de los avances que la tecnología y la ciencia presentan a cada momento. Para ello propone la creación de una biblioteca ultra moderna, en la que cada lector pueda hacer uso del “chip” de los idiomas (el cual no vamos a explicar aquí, para que cada lector conserve intactos el interés, la curiosidad y la intriga para develarlo). El argumento es ingenioso y pone a soñar a los niños del siglo XXI que, con toda seguridad, inventarán esos y otros “chips” que nosotros no habremos imaginado ni en sueños. De seguro este libro cumplirá con las más importantes funciones de la literatura infantil: interesar y deleitar, desarrollar la imaginación y poblar de sueños el mundo de esos “locos bajitos” a los que Joan Manuel Serrat homenajeó con sus canciones.
Quito, 22 de febrero de 2015
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