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Mientras maduran las naranjas es una novela de ficción con base histórica y enmarcada en el espacio geográfico de dos pueblos del Norte de Tenerife, La Orotava y Los Silos. El texto refleja la vida, la sociedad y los acontecimientos que suceden a lo largo de los años treinta en estos dos pueblos y las consecuencias en el modo de pensar, sentir y vivir de sus habitantes, especialmente, los que tienen que ver con un hecho que marcará la Historia de España para siempre, la Guerra Civil. De esta manera, podemos considerar que Mientras maduran las naranjas forma parte de la memoria histórica.
Aunque el tema político es el telón de fondo de este texto, lejos de ahondar en cuestiones ideológicas o juzgar posturas opuestas, encontramos una novela que profundiza en los comportamientos y acciones humanas para acercarnos y mostrarnos, desde la perspectiva de la emoción y los sentimientos, una realidad que aconteció en España en los años treinta. A través de un doble plano, la autora nos conduce en dos historias que transcurren paralelas: por un lado, la cotidianidad en la vida de una niña y su familia y, por otro lado, la realidad que vive la sociedad del momento marcada por la terrible guerra.
Sara, la niña protagonista de esta novela, nos describe su mundo de incertidumbres, miedos, desconciertos, juegos, aprendizaje, expectativas y nos hace testigos de cómo los acontecimientos que la rodean la hacen madurar antes de tiempo. A través de su inocencia y frescura nos enseña el paisaje de la isla, los pueblos, las medianías, nos sumerge en el mundo infantil de los juegos y la escuela. También nos revela las costumbres y tradiciones de los pueblos, pero, sobre todo, nos descubre cómo sienten los seres humanos. Sara abre la puerta de las emociones para mostrarnos tanto la alegría y despreocupación de una niña en aquella sociedad como el miedo, el desconcierto y la tristeza que planea en todos los personajes de la novela.
Dentro de los contenidos más importantes que Mientras maduran las naranjas ofrece al lector o lectora para aprender y reflexionar se encuentran, sin duda, los apuntes sobre la Historia de España, particularmente, los referidos a la Guerra Civil Española en Tenerife. Así, encontraremos alusiones a las dos ideologías que se enfrentaron en esa guerra, los nacionales y los republicanos, también al campo de concentración de Santa Cruz, llamado Fyffes, al golpe de estado, a las prácticas de prohibición y persecución por parte de uno de los dos bandos sobre el otro, a la censura y las represalias, a la escasez de comida producida por la guerra y las cartillas de racionamiento, las enfermedades, los enfrentamientos en la Península, la cárcel, los fusilamientos, ect. Hechos todos que servirán al lector o lectora para conocer y profundizar en el conocimiento de esa parte de nuestra historia.
La sociedad de los años treinta y las emociones humanas se dan la mano para mostrar otro de los grandes temas de esta novela. Son las emociones de los personajes las que darán al lector o lectora la clave para descubrir el mundo de Mientras maduran las naranjas y entender cómo sentían los habitantes de aquellos pueblos que sufrían la guerra. Sentimientos, que, por otra parte, podemos identificar y reconocer en cualquier ser humano que haya pasado o esté pasando por un conflicto bélico y que harán que, quien lea este texto, lo sienta como cercano y anacrónico. Serán los personajes, sus comportamientos, sus actitudes, sus emociones los que retraten la sociedad de entonces, donde el papel de la mujer cobrará especial importancia. Una mujer destinada al cuidado de los hijos y de la casa y educada para reprimir las emociones, pero también una mujer inteligente, perseverante, resolutiva, que se convierte en el pilar del hogar y de la sociedad cuando los hombres se encuentran presos o en el campo de batalla. Una visión de la mujer más en consonancia con las ideas republicanas presentes en la novela y que hablan de una mujer libre para prepararse y decidir lo que quiera ser.
Mientras maduran las naranjas consigue seducir, envolver y atrapar al lector o lectora gracias al uso de algunos interesantes recursos que hacen el texto cercano y familiar: la fuerza del lenguaje descriptivo que nos hace ver, respirar y sentir los mismos lugares y las mismas emociones que los personajes, los razonamientos de una niña con un lenguaje lógico y sencillo que nos muestra una comprensión de la realidad sorprendente y que sumergen a quien lo lea en el recuerdo de su propia infancia y lo convierten en algo familiar, el abundante número de topónimos (Isla Baja, Monte del Agua, Los Silos, el Valle, Montaña de Aregume, Tacoronte, Macizo de Anaga, Santa Cruz, África, Gran Canaria, Teruel, La Laguna, etc), la presencia de expresiones hechas que nos dan cuenta de la cultura popular («echar un capote», «echar una mano», las cogí con las manos en la masa», «los pies en el suelo», «la cabeza a pájaros»), las alusiones a algunas prácticas populares como la cría de pájaros canarios o las peleas de gallos que retratan la vida y costumbres de los pueblos canarios así como la descripción de las veladas artísticas (teatro, música, etc), todas ellas como expresión del patrimonio etnográfico de estos pueblos.
Una lectura de especial recomendación para trabajar no solo en las disciplinas de Lengua y Literatura, sino que, también, en la disciplina de Historia ya que nos ofrece una clara visión de los hechos acontecidos en la sociedad de los años treinta y que marcaron un hito en la Historia de España. Sin duda, una lectura que nos ayudará a profundizar en los comportamientos y en las emociones del ser humano y nos hará reflexionar acerca de los absurdos motivos que le llevan a enfrentarse con sus semejantes. Un texto que nos enseñará el camino para no cometer los mismos errores y para educar en la no violencia.
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